| iTunes | iVoox
Hoy hablaremos de las personas tóxicas y cómo podemos mejorar esa relación para con ellos.
Está claro y demostrado que acercarnos a personas tóxicas nos genera un estado de malestar o nos influencia de forma negativa en nuestro estado de ánimo. De esto ya habremos escuchado miles de estudios, podcast, libros, etc.
También está claro que nunca vamos a estar en un mundo o en un ambiente no tóxico, o sea que también debemos saber afrontar y aceptar ese momento cuándo suceda. Eso tampoco indica que no dejemos de reducir nuestro grado de toxicidad en el día a día.
Quiero que se entienda todo esto como que lo ideal es un equilibrio entre las cosas que dejamos que nos influencien y cuáles no. Y no como un «no quiero esto» o un «evitar», «rechazar» todo lo tóxico.
Las personas tóxicas no son malas
No debemos intentar pensar que las personas tóxicas son malas, ya hemos dicho que cada uno es cómo es, y eso hay que aceptarlo.
Incluso pueden ser personas que en general realizan buenos actos. Pero la forma de hablar, de comunicar o sobre lo que habla, puede que sea lo que pudiera generar en nosotros esa antipatía hacia ellos.
Ya que durante esos momentos nuestro cerebro se alimenta y es influenciado por el acto tóxico de la otra persona, ya que la persona que critica, utiliza malos tonos, se pone siempre de forma negativa o agresiva, habla mal de otro, etc etc, todo eso influye directamente en nuestro estado de ánimo.
¿Persona tóxica o acción tóxica?
Antes de utilizar esa repulsa hacia este tipo de persona, seamos consciente y pensemos que no es una persona tóxica, tendremos que distinguir entre persona tóxica y acto tóxico. Como explicamos en el podcast » 391. Diferenciando entre «acto» o acción mala y «persona» mala. Y beneficios de distinguir y gestionarlo » Por lo que ese acto puede ser tóxico, pero la persona no tiene porque serlo. La persona es un todo, esa comunicación tóxica, son solo momentos de esa persona, no podemos generalizar como persona mala. Hay que saber distinguir eso, actos y persona.
Aunque utilizamos personas tóxicas para entendernos mejor cuando hablamos de todo esto, siempre debemos entender aquí que nos referimos a sus acciones y no a la persona en general.
Obsesionarse con lo tóxico
Sería importante observar que no nos obsesionamos con no querer persona toxica en nuestra vida o evitarla, porque aunque seguramente empecemos con las que son más claramente de esa forma de ser, al final la obsesión te llevara a evitar la toxicidad de las personas en todas sus formas, y cualquiera que ahora la consideraremos neutra, siempre tiene su cosas, sus acciones negativa, como algo que comenta que no le gusta, que alguna vez se siente víctima, que elevara la voz, que criticara a alguien etc, etc, etc.
Al final iremos filtrando tanto eso de no querer personas tóxicas que veremos toxicidad en casi todas las conversaciones y acciones.
Con lo que nos encontramos tratando de evitar todo tipo de actitudes, ambientes, charlas, actos tóxicos, etc.; y si escogemos este camino de «intentar evitar», y esa forma de ver la vida, esta forma de actuar al final se convierte en algo negativo, porque creamos repulsa hacia algo y cada vez veremos más toxicidad en más cosas y sentiremos esa repulsa más habitualmente.
Y claro está, la acción de repulsa es una influencia negativa si lo que tratamos es de generarnos un estado mental o emocional equilibrado o de bienestar.
También hay que tener cuidado al hablar de las personas tóxicas, lleves o no lleves razón, porque al hacerlo lo que realizas es un acto «tóxico» estas criticando a alguien. Por eso mucho cuidado con obsesionarse con no querer algo porque que a veces nos convertimos en ese algo.
Bueno, como habíamos dicho está bien reducir en la medida de lo posible el tiempo o la cantidad de veces que estamos con las personas tóxicas. Y esta decisión se podría quedar aquí.
Pero se nos olvida una parte muy importante de porque, al menos la mayoría escogemos estar mejor o fomentar o influir en la mente para sentirnos lo mejor posible, por eso, hay que darse cuenta del detalle, y es que una mente más «empática», una mente más compasiva favorece esa calma mental, o sea, un mejor estado de ánimo.
Este trabajo no se trata de nosotros, somos una sociedad y vivimos en sociedad y eso es bueno, por eso ser empáticos con otros que no lo son y ser compasivos con aquellos que nos influencia de forma negativa a su vez nos genera una mente menos reactiva.
Además la compasión también fortalece las estructura neuronales para tener una mente menos dispersa, más calmada.
Y no es solo ser «buenos» por ser buenos, sino que esto influye en nuestro cerebro para generar, favorecer e influenciar un mejor estado de bienestar. Con esto me quiero referir que no solo es algo puramente ético, sino que a su vez es algo demostrado científicamente y que nos influye de forma positiva.
O sea, que la mejor arma contra las personas tóxicas no es el tratar de evitarla sino el tratarla con compasión. Como todo, en su justa medida. Ya lo hemos comentado antes, un equilibro.
Tampoco quiero decir con esto que busquemos ahora a las personas tóxicas para fortalecer esta empatía o esta comparación. Cada cosa a su paso.
No quiero decir que nos acerquemos a esas personas ni que nos alejemos, ya me entendeis, más bien que no nos obsesionemos con ello, hacer lo que corresponde pero con cabeza.
Además, una buena pregunta para plantearse sería…
¿Yo soy tóxico?
Exteriormente:
No olvidemos en este proceso que uno también debe observar si realiza actos tóxicos hacia los demás, ya que nos resulta más fácil ver esa acción en los demás y nos puede costar un mundo reconocerlo en nosotros mismo.
Y si vamos a reconocernos a nosotros mismo este acto negativo hacia el otro, recordemos que debemos tratarnos también con compasión y aceptar que ahora somos asi.
Sería bueno no gastar energía en juzgarnos, en poner razones o excusas por donde estamos o por cómo respondemos, mejor gastemos esa energía en ver qué podemos hacer o cómo podemos mejorar desde el punto de salida donde estamos, donde nos sentimos, donde nos encontramos ahora mismo para llegar donde queremos llegar.
Interiormente:
También deberíamos tener muy presente que la primera persona que nos afecta con su toxicidad y con mayor condicionamiento en nuestra mente somos nosotros mismos, esos pensamientos, esa «charla interna» que tenemos y que entiendo que es por eso, entre otras cosas, por lo que intentamos hacer todo este trabajo de mejorarnos para reducir o suavizar todo lo que nos condicione esas preocupaciones.
Tampoco olvidemos, a nivel interno, tratarnos a nosotros mismo con compasión. Es muy importante tener una actitud amable con nosotros ya que la persona que más influirá en nuestra mente para generar un estado u otro somos nosotros mismos.
RESUMEN:
- Recuerda que todos somos tóxicos en mayor o menor medida.
- Podemos suavizar los momentos con personas tóxicas, pero no tratemos de evitar todo y a toda costa. No nos obsesionemos.
- Recordemos que esa situación tóxica es el acto en si, no la persona en general, distingamos bien estos conceptos
- Sería bueno equilibrar estar con «personas» tóxicas y el acto de ser empáticos y compasivos.
- Estaría bien evaluarnos si somos tóxico exterior o interiormente con nosotros mismos. A veces nos cuesta reconocerlo pero si lo hacemos tratémonos con compasión, tratémonos amablemente, no nos castiguemos por como somos