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Hoy lo que trataremos es observar de forma consciente la respiración mientras estamos de pie o sentado esperando algo o a alguien.
Con este y otros ejercicios lo que aprenderemos es a crearnos esa rutina mental para que esta situación de “estar esperando”, que casi siempre se dará en el día, pues conseguir generarnos de forma más natural nuestro momento para auto-evaluarnos un poco, para practicar un ejercicio de atención consciente y para ayudar a calmar la mente.
Con lo cual estos descanso mentales que se dan de forma salteada en el día nos puede facilitar a no ir acumulando preocupaciones mentales en nuestra mente e ir vaciando las gotas de agua que van cayendo poco a poco en el vaso y ayudar a que no rebose ese vaso y nosotros no terminemos con un gran malestar o algo peor.
Para ayudar a esa rutina mental, esta se compondrá de 4 ejercicio, uno cada semana, después de este periodo deberíamos tener esta rutina ya instalada.
Comenzamos con la práctica
Hoy mientras esperamos a alguien o algo, seremos consciente de cómo es nuestra respiración, de observala simplemente, de mantenernos en ese foco de atención.
En la medida de lo posible intentaremos no modificar la respiración mucho, aunque de forma inconsciente al observala tendemos a alargarla.
Empezamos.
- Elegimos ese momento o momentos donde tengamos que estar esperando
- Intentamos al menos, si se puede, que esos momentos sean mayores de 30 segundos. Después la duración la podemos elegir nosotros según como nos siente mejor, pueden ser 3 minutos, 5, 10.
- Intentamos practicar este ejercicio justo en los primeros instantes de ponernos a esperar, aunque la espera sea larga.
- Ponemos toda nuestra atención consciente en la respiración
- Observamos cómo es nuestra respiración, muy corta, corta, normal o más profunda.
- Se que al ser consciente de ella podemos modificarla, pero si observamos bien, consciente y detalladamente, nuestro cuerpo incluso nos pide una respiración diferente, a pesar de la que tenemos generada de forma inconsciente por poner consciencia en ella. Observamos cual es y nos mantenemos ahí.
- Seguramente nos surgirán mil cosas en la mente y en la sensaciones, si surgen la observamos y la aceptamos, no la alimentemos más de lo que ya están.
- Luego volvemos de forma consciente a observar la respiración de igual manera que antes.
- Cuando decidamos, terminamos este ejercicio y volvemos a lo que estábamos haciendo.
Bueno como siempre este es un ejercicio de Mindfulness específico, podemos aprovecharlo para coger en esos momento esa rutina beneficiosa para que de vez en cuando en el día consigamos reducir ese “charla mental” y suavizar un poco nuestra mente y mantenerla más atenta y no tan ajetreada.
Es bueno saber que con la práctica constante de esta consciencia y esta gestión emocional y mental iremos consiguiendo que esos procesos sean más natural en nosotros y que esto nos ayudará a realizarlo con menor dificultad y obtener mejores resultado.