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Hoy hablaremos que debemos hacer si tenemos un dolor antes o durante la meditación, tanto a nivel de gestionarlo como en donde mantener la atención en la meditación.
También algún consejos para antes de empezar la meditación en referencia a posibles dolores
Respecto al dolor físico, sabemos que más tarde o más temprano todos vamos a pasar por ese momento sea algo temporal o crónico; ya sea que te hayas lesionado, ya sea que sin querer te hayas dado un golpe en alguna parte del cuerpo, o el mismo hecho de mantener una postura incómoda durante un largo tiempo.
Todo esto que vamos a explicar ahora es para antes de empezar a meditar ó en el momento en el que estamos meditando. Aunque igualmente esta técnica la puedes aplicar en alguna situación parecida que suceda durante tu día a día.
Dolor antes de meditar
Dolor general.
Puede ocurrir que antes de meditar tengas algún tipo de dolor ya sea producido porque sufres algún tipo de enfermedad o dolencia crónica, o temporal por algún tipo de lesión o síntomas de alguna dolencia pasajera pero que ese dolor es molesto.
Aquí lo ideal sería, en la medida de lo posible, tomarse el medicamento correspondiente antes de realizar tu práctica de atención consciente. Siempre y cuando ese medicamente no afecte a la meditación. Osea que ese medicamento termine dándote mucho sueño o dejando tu mente como sin ganas de nada o en babia.
Si no es ese el caso, intenta si quieres cuadrar tu ejercicio justo después de tomarte la medicación, si es posible.
Dolor durante la meditación
Si es una sensación de dolor , incomodez, durante la meditación.
Ahora imaginemos que nos hemos tomado los medicamentos o simplemente no tenemos ningún tipo de dolor antes de empezar a meditar. Y comenzamos nuestra meditación como siempre.
Entonces ese dolor puede venir producido por la postura de meditación ya sea porque elegiste una postura incorrecta y estás empezando a tener alguna sensación de dolor, aquí es bueno tener en cuenta donde se produce el dolor y porque, para así el próximo día que medites la puedas corregir.
En este caso hablamos de una sensación de dolor, de una incomodez que viene de vez en cuando y que no requiere que nos movamos, no hablamos de un dolor insistente o insoportable, que lo vamos a comentarlo también.
También puede darse el caso que sea una postura de meditación correcta pero por la falta de costumbre y al mantenerla durante un tiempo prolongado te está produciendo pequeña sensación de dolor.O incluso quizás por otros aspecto no referente a la postura en sí.
En este caso, comentó los casos más comunes de dolor que se pueden dar ya sea por postura, o no referente a ella, y algún consejo.
– Dolor en piernas: esto a veces puede producirse por al ponerse en la postura de meditar con pantalones que te queden muy ajustado y comprimen un poco tus piernas por lo que siempre se aconseja ropa cómoda.
– Dolor en rodillas: Si utilizas cojín de meditación, comprueba que tu cojín está levantado unos 10 cm, o lo que es lo mismo, que quede cierta inclinación entre tu cintura y la rodillas, suelen doler porque se queda demasiados forzadas en esa posición.
– Dolor en la cintura: puede deberse que lleves algún tipo de cinturón o que la banda elástica de lo que llevas puesto apriete más de la cuenta. Por lo que la solución aquí es desapretarse el cinturón o reducir la presión de la banda elástica.
– Dolor en espalda inferior: Éste suele darse a menudo cuando debido a una postura no buena forzamos la espalda a estar recta, y al final lo que hacemos es tensar esa parte del cuerpo para notarla recta, y con lo que en un principio no hemos notado nada, ahora con el transcurrir del tiempo empezamos a tener una sensación de dolor.
Igualmente te puede doler porque la espalda quedó encorvada y sentirás un punzamiento en esa lugar del cuerpo.
– Dolor en el cuello: Aqui deberiamos comprobar si la posturas de las manos está en el regazo de las piernas, osea dejando caer el peso del hombro de los brazos en el regazo y no hacer que ese peso lo subra el hombro y por ende el cuello.
También se puede deber a la inclinación del rostro, quizás muy hacia arriba o hacia abajo, pero bueno este equilibrio entre ambos se va cogiendo con el tiempo, y si nos vamos dando cuenta de esta sensación de dolor, ella misma nos puede ayudar a ir posicionando el cuello de una manera más correcta y equilibrada.
Dolor insistente ( continua el dolor)
Imaginemos que ya hemos corregido al siguiente día toda la postura y tenemos la ropa correcta ó que estamos meditando, sin aún corregir nada y esa incomodez, esa sensación de dolor que venía de vez en cuando, se ha convertido en un dolor insistente que se lleva toda nuestra atención.
Convertir el dolor objeto de meditación
Entonces lo que haremos es cambiar ese objeto de meditación, osea ese estar atento conscientemente a la respiración a cambiar nuestro foco de atención al dolor en si.
No se trata aquí de alimentar ese dolor, ni de ponerles etiquetas como “uuuff , como me duele” o “este dolor no me deja meditar”, etc,. Tampoco se trata de intentar modificar ese dolor, ya sea intentando bloquearlo de forma corporal ni mental.
Sino lo que se trata es de observar de forma atenta y consciente las características o la reacción del cuerpo cuando se produce ese dolor. Osea observar esa energía que se mueve cuando el sistema nervioso está en plena actividad, en otras palabras, situar en el cuerpo esa sensación, notar la intensidad y como se mueve casi imperceptiblemente en esa zona del cuerpo, a veces esa sensación en el cuerpo amplía o disminuye su zona de influencia, aunque no lo notemos al principio.
Con esto quiero decir que de lo que se trata es de observar conscientemente, sin entrar en juicios o comentarios mentales, y a su vez trabajando o gestionando ese dolor, en la medida que podamos
Y nos referimos a trabajar y gestionar porque cuando observamos el dolor se nos va a producir dispersiones, distracciones que te sacaran de esa atención consciente.
Por lo tanto cuando observemos esa dispersión debemos actuar de esta manera según de donde venga la dispersión:
1. Si es del cuerpo:
Observar el cuerpo como hemos dicho, observaremos esa energía del sistema nervioso que parece incesante en ese lugar, pero debemos observar también que nuestros músculos no están tenso porque de alguna forma están intentando bloquear ese dolor o porque ese mismo dolor lo está tensionando. Si fuera así debemos o ser consciente de ello y relajar esos músculos tensionados
2. Si es de la mente:
Observa tu mente: Igualmente ese dolor hará que tu mente se disperse mientras lo observa por lo que esas dispersiones también la tendremos que trabajar.
Entonces cuando te disperses lo que haremos es gestionar nuestras etiquetas y estados mentales provocado por ese dolor (o sea, lo de decir mentalmente “uff como duele” ó ese nerviosismo mental o inquietud provocada por el dolor).
Intenta aceptar esos pensamientos y relajar tu mente en el sentido de que notes que no intenta ni bloquear esos estado, ni eliminar el dolor mental a la fuerza. por lo que solo relajala, acepta esa reacción como tal, sin tratar de alimentarla.
Después de gestionar la dispersiones:
Después de gestionar esas dispersiones mentales y corporales vuelve a observar de forma consciente y suave ese dolor, es decir, esa sensación de cómo se mueve en el sentido que no siempre es la misma intensidad.
Porque si observas con atención consciente puedes notar como cambia un poco su intensidad, un poco, e incluso su área de movimiento en el cuerpo, que apenas se nota al principio pero si observas bien ahi mínimas variaciones., osea, simplemente se consciente de ese flujo de energía, de la intensidad de dolor, del lugar de esa sensación, etc.
Vuelve a tu atención a la respiración: Por último, si se da el caso, olo si se da el caso, no hay que hacerlo forzosamente, pero si hemos conseguido suavizar un poco ese dolor y ha dejado de ser insistente y de llevarse toda su atención por el sufrimiento de ese dolor entonces podemos continuar con nuestra práctica normal, con la atención a la respiración. Pero no intentemos forzar esa práctica normal.
Al fin y al cabo estás trabajando la Atención consciente al observar ese dolor, no tengas prisas.
Además estas haciendo igualmente un ejercicio de consciencia, lo único que hemos cambiado es el objeto de atención, el lugar lo que antes era la atención a la sensación de la respiración en la nariz, ahora esa focalización está en la sensación de esa molestia en una parte del cuerpo.
Dolor insoportable (por la postura o lesión)
Si observamos que ese dolor es por una mala postura y que realmente no se puede superar, y que quizás es tan tan fuerte que no puedo ni tener esa capacidad de enfocarme en nada. O si ocurre que ves que te se te esta cogiendo la pierna porque siente que el músculo se queda cogido, en estos casos lo ideal es moverse, (bueno, como pa no moverme, jaja).
Bueno si se da el caso aquí lo que intentaremos, en la medida de lo posible es cambiar la postura pero con movimientos suaves y lentos. Para así no salir de la atención consciente sino lo que hacemos es cambiar el foco de nuestra atención que estaba o en la respiración o en ese dolor y trasladar esa consciencia al movimiento que estamos realizando
Por eso lo de hacerlo suave y lento, para poder mantener una consciencia a cada instante del movimiento. Claro está, siempre que puedas hacerlo lento.
Una vez hayas corregido la postura puedes volver tu atención consciente a la respiración.
Observar que a pesar de los dolores siempre siempre hemos mantenido una atención consciente con sus correspondiente dispersiones y gestión de esa dispersión.
Lo interesante aquí, es que siempre hemos mantenido un foco de atención a algún objeto, osea, consciente a la respiración, a la sensación de dolor, a nuestra dispersión, o al movimiento del cuerpo.
Si ves que ese dolor no es de la postura sino por alguna enfermedad, lesión, etc. y los medicamentos no hicieron su efecto o aun es insoportable en la meditación. Lo mejor es parar de forma relajada y dejar la práctica para otro momento que sepas que ese dolor será más suave.
No se trata de estar en la meditación sufriendo por el hecho de forzar estar meditando.
Por eso siempre suelo decir, en la medida de lo posible, porque, a veces, sí se puede gestionar ese dolor insistente pero a veces podrá contigo y se convertirá en insufrible.
Eso sí tampoco se trata de dejarlo a las primeras de cambio, pero tampoco de estar simplemente sufriendo sin poder aplicar esa atenciòn consiente a algo, por “estar”, entre comillas” meditando, porque si no hay un foco donde aplicamos nuestra atención consciente no se consideraría, evidentemente Meditación en la atención consciente (jaja) todo esto refiriéndome a este tipo de meditación.