| iTunes | iVoox
Hoy hablaremos de qué puede pasar cuando nos surge ese dolor de cabeza después de meditar y sin embargo empezamos la práctica de manera normal.
Evidentemente ese dolor puede tener varias causas, yo me referiré expresamente a cómo se podría dar un dolor de cabeza cuando es por causa de una meditación, no del todo “adecuada”, y siempre comento “adecuada”, entre comillas.
En este caso a lo que me refiero con que tengamos ese dolor de cabeza es a cuando ese dolor es algo que empieza a hacerse repetitivo después de las prácticas, y no cuando se produce de forma aleatoria.
Porque entiendo que habrá otras causas o consecuencias de un dolor de cabeza, ya que está incluso pudiera venir porque ya estaba en esos momento a punto de salir y simplemente el tiempo que ha transcurrido durante esa práctica era el tiempo en el que iba a surgir ese dolor indiferentemente si practicabamos o no.
Yo haré referencia como he comentado cuando es algo que se repite con cierta asiduidad después de la práctica y por eso te ha surgido la duda.
Supongo que esa duda hace que queramos saber porqué se produjo, si es normal y si estamos haciendo la práctica de forma “adecuada” y claro está, si no es “adecuada”, como solucionarlo.
A todo esto intentaré dar respuesta, siempre desde mi opinión.
¿Es normal ese dolor de cabeza?
Lo primero a comentar es que no debería ser normal, es más, meditar puede favorecer lo contrario, que tengamos cierto dolor de cabeza, y según su intensidad, pues incluso desaparezca, porque ayudamos a la mente a calmarse, a reducir y esa tensión en la frente y esa tensión de preocupaciones que a veces puede provocar o favorecer dolores de cabeza.
Entonces…
¿Estoy haciendo la práctica de forma adecuada?
Esta respuesta tiene dos vertientes.
1.- Podemos estar haciéndola de forma “adecuada” pero mucho tiempo de meditación.
-. Circunstancias: O sea, hacemos las técnicas de forma correcta, y la meditación en sí es correcta, pero lo que puede pasar es que estemos exigiendo más tiempo de práctica, en un principio, del que nuestra mente, de momento, puede “aguantar”.
-. Ejemplo: Podemos ir a correr y realizar las técnicas correctamente, posición del pie, forma de dar los pasos, respiración adecuada al paso, etc. Pero los primeros días nuestro cuerpo no está acostumbrado a correr 2 horas, a lo mejor son 15 minutos o 20, pero nosotros le exigimos 1 hora o 2, evidentemente nos dolerán los pies, tendremos agujetas. Y no es que estemos corriendo mal, sino que simplemente nuestros músculos aún no están acostumbrados a tanto tiempo de entrenamiento y el cuerpo responde o reacciona con esa señal de dolencia, de agujeta.
-. Solución: Ante esta circunstancias la solución es más fácil. Reduce el tiempo de tu práctica. Adaptemosla a nosotros, a nuestra circunstancias. Vayamos reduciendo de forma progresiva hasta que consigamos ese tiempo en el que no se provoque ese dolor. Debemos de ser conscientes de todo esto. Debemos evaluarnos un poco para dar con el tiempo que necesitamos.
2.- Hacemos la práctica de forma No “adecuada”
La pregunta aquí es que podemos estar haciendo no bien que me esté provocando ese dolor de cabeza.
En este caso comentaré la más o más comunes, de hecho son las que provocan dolores de cabeza, tanto en la meditación como en la vida diaria. Así que también sería bueno ver si le podemos dar solución a algún dolor de cabeza que solemos tener durante el día.
No todos los dolores de cabeza en la vida diaria vienen de lo mismo, algunos son más simples de solucionar y otros más complicados. Y no hablamos con tomar una pastilla para eso, jaja.
Circunstancia: Pues a lo que iba, las circunstancias que nos pudieran ser las causantes con mayor posibilidad, y que nos está provocando ese dolor de cabeza, son el exceso de concentración y el mantener esa tensión en el rostro o en la frente debido a ese exceso de concentración o simplemente porque tengamos tendencia a esa tensión en el rostro y mayormente en la frente. O incluso la suma de ambas, exceso de concentración y tensiones musculares
Solución: Ante esto las respuestas son rápidas.
Primero, no nos excedamos en la concentración, de hecho no nos concentremos, la meditación requiere una atención consciente relajada, aunque proactiva.
Segundo, relajemos esa tensión de ese rostro, en especial de esa frente.
Y tercero, pero este ya es más personal, y no de la técnica en sí, sino más de cada uno, y es que durante la prácticas estemos constantemente sufriendo por lo que imaginamos o por nuestras dispersiones, pero en este caso, aquí ya nos habremos dado nosotros cuenta que esa es la circunstancias que la provoca, porque se repetiría cada vez que terminamos teniendo un dolor de cabeza ¿SOLUCIÓN?
Ahora…
¿Cómo lo hacemos?. ¿Cómo lo solucionamos?.
En este caso refiriéndonos a la técnica en sí le daremos solución a las dos primeras. Entonces en este caso hacemos los ejercicios o prácticas como la haríamos normalmente, pero quizás antes de empezarlas deberíamos proponernos poner más atención en observarnos, en evaluar si nos concentramos y cuanto nos concentramos, con qué intensidad de esfuerzo o si solo atendemos conscientemente.
Quizás podríamos ponernos ejercicios aparte de nuestras prácticas normales para evaluar esta circunstancia e intentar reducir esa concentración o exceso de concentración a un nivel de atención consciente más adecuado.
Y para actuar ante la otra circunstancia, que era esa tensión en el rostro y especialmente en la frente, deberíamos actuar poniendo más intención antes de empezar la práctica en notar nuestras tensiones musculares y especialmente en esa zona de la cabeza.
Luego poner más conciencia durante la meditación en, mismamente, ser consciente de cuando empezamos a tensar nuestros músculo durante la práctica. Aunque tampoco sería mala idea antes de empezar, revisar si tenemos esa tensión en el rostro o mayormente en la frente y por ende, relajarla.
Para los que no tenemos dolores de cabeza también sería bueno esta solución
Igualmente estos ejercicios pueden valer para cualquier persona que no le provoque dolor de cabeza la meditación. Nunca está de más evaluar si estamos concentrados o atienden conscientemente o si cuando meditamos nuestro rostro o frente se mantiene tensionada. Todo esto aunque no nos provoque un dolor de cabeza siempre es bueno mejorarlo para obtener un mejor beneficios de nuestras prácticas de meditación
RESUMIENDO
- La meditación no “adecuada” puede provocarnos dolores de cabeza. Si eso es algo repetitivo es bueno darle solución.
- Ese dolor puede provocarse porque la técnica o la forma de realizar la práctica sea correcta, pero lo no “adecuado” sea que le dediquemos más tiempo del que nuestra mente, en un principio, puede aguantar. Y eso provoca ese dolor.
- Puede que la técnica utilizada en la práctica no sea la “adecuada” y utilicemos demasiada concentración, esfuerzo; que tengamos tensionado el rostro o la frente todo el tiempo, o la suma de ambas.
- Para eso deberíamos poner más conciencia, más intención en nuestras prácticas para ser consciente y conseguir transformar esa concentración a atención consciente, y también observar cuando tensamos nuestro rostro o frente para después relajarla y que eso no nos genere ese dolor de cabeza.
Igualmente podemos hacer ejercicio aparte para mejorar estos aspectos. E igualmente estos ejercicios valen para otras personas que meditan, para que ellas también puedan comprobar si tienen esa tensión muscular o exceso de concentración