| iTunes | iVoox
Hoy hablaremos que el fin de la meditación no es para reducir o eliminar las consecuencia de un estado mental o emocional, que si lo hace, pero que el fin es evitar que este estado suceda.
Lo comento porque a veces solo vemos la meditación para cuando ya estamos muy mal y solo ahí, meditamos pero si estamos un poco mejor no nos acordamos de la meditación.
Quiero aclarar, que con la práctica continúa no quiero hacer creer que ya nunca estarás estresado, ansioso, deprimido o que podrás dormir todas las noches perfectamente porque tu mente no se entretiene en preocupaciones, no, no sería cierto.
Con esto si quiero decir que vas a reducir en su gran mayoría que llegues muchas veces a esos estados porque vamos a darnos cuenta cuando los pensamientos previos a esos estado suceden y podremos gestionarlo antes de alimentar ese estado mental o emocional y que no terminemos sumergido en ese estado.
Y que la vida, el día, lo vivirás con más calma mental o con más facilidad de proporcionarte más calma mental debido o como consecuencia de este entrenamiento de mindfulness; ya que hemos aprendido a gestionar pensamientos, sensaciones y emociones.
Con este título lo que intento plantear es una reflexión. Sé que ya algunos sabéis de lo que hablo pero otros están ahora comenzando con esto de la meditación y quizás esta información les venga bien ahora.
Muchas veces se comienza a meditar para resolver, suavizar o eliminar las consecuencias de un estado mental una vez se han producido a base de alimentarlo.
Por ejemplo me siento muy estresado, estoy ansioso, estoy en un estado de depresión y hoy me siento fatal, pues hoy me pongo a realizar una práctica de meditación a ver si intento reducir estas consecuencias mentales y emocionales para estar mejor.
Normalmente actuamos cuando ya nos sentimos muy mal y es, en ese momento, en el que queremos ponernos a meditar. Y la verdad, si te cuesta mucho meditar en esos momento, no te preocupes, porque es normal que sea así, no significa que no sea para ti o que no tienes esa capacidad.
Porque el hecho de tener la mente en ese estado de malestar dificulta el mantener la atención en la meditación y que no se te vaya o lo condicione mucho tu estado emocional de ese momento.
Es como querer correr rápido teniendo una lesión, no es que corras incorrectamente en algunos momentos, es que esa lesión hace que te dificulte el correr de forma normal y de manera más continuada y sin que de vez en cuando salte esa sensación que te produce tu lesión.
De hecho hay un gran valor y voluntad en ponerse en esos momentos, cuando más difícil debería ser ponerse a meditar. También sé que la motivación en esos momento es mayor porque nos encontramos muy mal y queremos salir ya de ese estado, de las consecuencias que nos provoca ese estado.
Pero vamos, esta es la forma de actuar normal, la más habitual, hasta que no vemos que tenemos algo no nos movemos a hacer algo sobre ello.
Lo que quiero que comprendas aquí es que lo ideal no es ponerse el día que tenemos esas consecuencias o que esas consecuencias son muy intensa.
Beneficios de meditar en los momentos que no tenemos los síntomas de ese estado mental
Lo ideal es plantearse realizar la meditación cuando uno está mejor o menos mal. Ya que hacerlo de esta manera nos proporciona varios beneficios en el día a día.
- Quizás algunas veces el hecho de aprender a gestionar esos momentos mentalmente ayudará a que esos síntomas o consecuencias finales no se produzcan, o sea, esa subida de intensidad de aquello que tengo no llega a producirse o se produzcan menos veces.
- El hecho de entrenar a la mente cuando te encuentras mejor, quiere decir que serás más consciente de tu experiencia de trabajo, ya que al encontrarte anímicamente mejor podrás observar cómo has de trabajarla o como has de hacer los ejercicios y te proporcionará un mejor conocimiento y práctica. Con esto quiero decir que te resultará más fácil aprender esa rutina mental que te ayuda a estar mejor o a gestionar mejor lo que te sucede.
- En los momentos en que tu estado de ánimo esta bajo, esas consecuencias intensas provocada precisamente por tu estado de animo, esos entrenamiento anteriores de la práctica de meditación, en los que hemos aprendido mejor a gestionar pensamientos y sensaciones, te facilitara el ponerlo en práctica en esos momentos con mayor facilidad y que te resulte más fácil el gestionar como te sientas. O sea dará más probabilidades de éxito a lo que quieres conseguir, o sea, reducir, suavizar o eliminar ese estado, esas consecuencias, esos síntomas.
Con todo esto quiero hacerle replantear a esas personas que aún practican solo en esos momentos en el que se encuentra muy mal, el hecho de que meditar cuando estás mejor te dará dos beneficios muy claro. Te facilitara gestionar mejor esos momentos cuando estas muy mal y hará que muchas veces esas consecuencias o esos estado no se produzcan.
Desgraciadamente no tenemos dos realidades paralela para compararlas y decir «mira ves que si continuabas así, estos momentos hubiera tenido estos estados» o «estos momentos hubieran llegado a tener mas intensidad en ese estado de ánimo». Vendría bien esas dos realidades paralelas, pero no podemos hacerlo, jaja porque a veces valoramos las cosas, por las veces que nos provoca ese estado y no vemos las veces que no se nos ha producido gracias a ese saber gestionarlo.
Bueno, como de vez en cuando recalco, sabemos que muchas veces la meditación no te va a quitar todo, o si. Hay muchos depende, pero que te va a mejorar eso es seguro.
Debemos entender que la meditación continuada ataca la raíz del árbol. No solo corta el tronco del árbol que nos molesta, sino que con la práctica vamos a la raíz de ese árbol para que consigamos que esas consecuencias (ese tronco) no crezca y si no crece no nos creara esas consecuencias. Ahora os lo explico un poco mejor.
Cómo llegamos a esas consecuencia. Sus pasos
Para que un estado se produzca y por lo tanto esas consecuencias de malestar se den tiene que pasar varias fases, aunque ahora parezca que todo te ocurre de forma casi automática y no nos demos cuenta ( y se da de forma casi automática por la repetidas veces que ya hemos pasado por ahí, o sea, repetido el mismo proceso). Pues esas fases son simplificandolo mucho:
- Se da una circunstancia
- Me surge ese pensamiento
- Alimento ese pensamiento mentalmente
- Asocio ese pensamiento a una sensación, a un malestar específico.
- Continúa alimentando ese malestar.
- Por ese continuo malestar me creo un estado emocional puntual
- Por la repetición igualmente de ese estado emocional puntual, me terminó creando un estado emocional y mental más permanente.
Recuerda que esto es simplificándolo para que tengamos en la mente un esquema mental de lo que ocurre, más o menos.
Pues, en la meditación podemos actuar desde el instante en que «me surge ese pensamiento» o sea la raíz de todo. Ya que algunas circunstancias no están bajo nuestro control pero el gestionarlas sí.
Ahora, eso sí, con practica, trabajo y perseverancia. Y que esos escalones o fases que hemos hablado se han de ir bajando paso a paso.
También teniendo en cuenta como digo que hay momentos en que sí o sí nos toca pasar por ciertos estados emocionales, una gran pérdida, una relación rota con pareja,una desgracia muy fuerte, etc. Y la meditación ayuda incluso a eso, a pasarlos un poquito mejor, pero pasarlo ahí que pasarlo.
Pero para las demás circunstancias, momentos, sucesos, etc.; en su mayoría, podemos aprender a gestionarla y que estas meditación nos ayude a tener una vida o mejor dicho un mente más calmada una sensación al menos de más tranquilidad en nuestro día a día.
Y para ello necesitamos empezar a meditar de forma más a continuada y no cuando nos encontremos con las consecuencias o síntomas provocado por un estado emocional que nos hace sentirnos mal.
Resumiendolo.
- El meditar cuando no nos encontramos tan mal, esto nos beneficia para favorecer que se produzca menos momentos en que nos encontremos con esos síntomas o consecuencias de un estado emocional, e incluso para reducir, suavizar o eliminar alguno que se puedan producir.
- Está bien empezar meditando y seguir meditando cuando estemos mal pero intentemos dar un paso más y meditar cuando no sintamos esos síntomas.
Acción
¿Qué tal si ahora, en este momento que termine el podcast, te propones un día o días de práctica prefijado, indiferentemente como te encuentres?